Me pasé mi juventud en un bar de mierda, todos los que íbamos lo teníamos claro, era caro y mal decorado, nos pasamos todo ese tiempo diciéndonos que deberíamos cambiar de bar, pero nunca lo hicimos. ¿Por qué? porque al fin y al cabo era a ese bar donde la gente iba. Con muchas personas comenté este problema y la mayoría parecía coincidir conmigo, pero nadie cambió. Un día, en un acto de rebeldía me metí en otro bar, más barato, mejor decorado y con un camarero la mar de atento; después de pasarme un mes tomándome las cervezas solo decidí volver al de siempre, más caro, más feo y con un camarero que iba de sobrado… pero era ahí donde estaba todo el mundo.
Vicens Jordana
Texto publicado el 19 de octubre de 2010